













Vitrinas. 2018 - 2019
Curtidas es un espacio abierto para el arte. Ubicado en el barrio Raval de Barcelona, el local era un antiguo comercio de curtidos, desde 2015 Lydia Zymmerman y Pierre Racine lo transforman en un espacio de creación para artistas con posibilidad de residir e investigar abriendo su proceso creativo al barrio. El local posee una gran fachada vidriada donde hay contacto directo con los transeúntes y habitantes del barrio.
De esta situación de apertura del espacio privado al espacio público, de esta frontera entre lo íntimo y lo colectivo, del encuentro entre lo cotidiano y lo extraordinario nace la convocatoria VITRINAS en 2018, una llamada a artistas locales que investiguen esta frontera. Los artistas eran llamados a investigar la cultura del bien común y los nuevos paradigmas, la naturaleza y la experimentación tecnológica, el arte y el diseño, el individuo y la consciencia social. Valoramos especialmente aquellas propuestas que elaboraron la relación de las vitrinas como fronteras expositivas entre el individuo y el colectivo, el arte y el barrio, lo ordinario y lo extraordinario, lo privado y lo público, generando reflexiones en torno al pensamiento binario y dual. Acostumbrados a pararnos frente a un escaparate movidos por la atracción para consumir algo, aquí las personas eran invitadas a consumir una experiencia, un momento de contemplación estética, una reflexión acaso. Comprendimos que la frontera no era física-espacial, sino de otro orden.
El artista se comprometía a realizar la documentación del proceso creativo y de la obra expuesta y a realizar una acción-taller desde la cual compartir algún aspecto de su práctica y experiencias durante el proceso creativo con la comunidad.
Curtidas es un espacio abierto para el arte. Ubicado en el barrio Raval de Barcelona, el local era un antiguo comercio de curtidos, desde 2015 Lydia Zymmerman y Pierre Racine lo transforman en un espacio de creación para artistas con posibilidad de residir e investigar abriendo su proceso creativo al barrio. El local posee una gran fachada vidriada donde hay contacto directo con los transeúntes y habitantes del barrio.
De esta situación de apertura del espacio privado al espacio público, de esta frontera entre lo íntimo y lo colectivo, del encuentro entre lo cotidiano y lo extraordinario nace la convocatoria VITRINAS en 2018, una llamada a artistas locales que investiguen esta frontera. Los artistas eran llamados a investigar la cultura del bien común y los nuevos paradigmas, la naturaleza y la experimentación tecnológica, el arte y el diseño, el individuo y la consciencia social. Valoramos especialmente aquellas propuestas que elaboraron la relación de las vitrinas como fronteras expositivas entre el individuo y el colectivo, el arte y el barrio, lo ordinario y lo extraordinario, lo privado y lo público, generando reflexiones en torno al pensamiento binario y dual. Acostumbrados a pararnos frente a un escaparate movidos por la atracción para consumir algo, aquí las personas eran invitadas a consumir una experiencia, un momento de contemplación estética, una reflexión acaso. Comprendimos que la frontera no era física-espacial, sino de otro orden.
El artista se comprometía a realizar la documentación del proceso creativo y de la obra expuesta y a realizar una acción-taller desde la cual compartir algún aspecto de su práctica y experiencias durante el proceso creativo con la comunidad.


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